Nacen el 12 de enero de 1829 en la ciudad de Chiavari (Italia), donde 12 jóvenes con el corazón ardiente, en amor a Cristo, como el de Gianelli, se encuentran deseosas de entregarse a sus Hermanos necesitados. “¿Cómo nos llamaremos?”, pregunta una de ellas, Gianelli levanta la mirada y ve la cúpula del Santuario de la Virgen del Huerto y sin titubeos les dice: “Os llamaréis hijas de María”.
Por la proximidad del santuario, fueron llamadas del “Huerto” como lo afirmó él. Desde entonces se entrelazan la historia de esta imagen y el instituto del Santo Gianelli
Las Hermanas en Argentina:
Buenos Aires, Capital de la República, solicitó los servicios caritativos de las Hijas de María Santísima del Huerto.
Por estos pedidos el Instituto se expande de Norte a Sur de nuestra Nación.
Eran las primeras Hermanas de Caridad que recibía Buenos Aires y lo hizo con decidido entusiasmo. El Arzobispo de Génova ,Sr. Dr. Andrés Chavaz, que mucho se había interesado ante la Madre general del Instituto por la futura fundación, antes de despedir con su bendición paternal a sus amadas hijas, entregó a éstas una carta de Monseñor Escalada, obispo de Buenos aires, recomendándolas al clero de dicho Pastor, por ser las primeras Hermanas del Huerto que se establecerían en Buenos Aires.
Las Hermanas fueron recibidas con alegría por las señoras de la Sociedad y por toda la comunidad.
Por la proximidad del santuario, fueron llamadas del “Huerto” como lo afirmó él. Desde entonces se entrelazan la historia de esta imagen y el instituto del Santo Gianelli
Las Hermanas en Argentina:
Buenos Aires, Capital de la República, solicitó los servicios caritativos de las Hijas de María Santísima del Huerto.
Por estos pedidos el Instituto se expande de Norte a Sur de nuestra Nación.
Eran las primeras Hermanas de Caridad que recibía Buenos Aires y lo hizo con decidido entusiasmo. El Arzobispo de Génova ,Sr. Dr. Andrés Chavaz, que mucho se había interesado ante la Madre general del Instituto por la futura fundación, antes de despedir con su bendición paternal a sus amadas hijas, entregó a éstas una carta de Monseñor Escalada, obispo de Buenos aires, recomendándolas al clero de dicho Pastor, por ser las primeras Hermanas del Huerto que se establecerían en Buenos Aires.
Las Hermanas fueron recibidas con alegría por las señoras de la Sociedad y por toda la comunidad.
